Bajo Cauca, 'zona roja' para los periodistas

Los periodistas del bajo Cauca antioqueño ejercen su labor con miedo. Así lo aseguran tres de los nueve comunicadores que, en esa subregión de Antioquia –con solo 6 de los 125 municipios que tiene el departamento–, están amenazados.

El asesinato del director de la emisora Morena F.M. y excorresponsal de Teleantioquia Noticias, Luis Carlos Cervantes, abaleado el martes pasado en Tarazá cuando iba a visitar a su pequeño hijo de 8 años –tras dos semanas de estar escondido–, acrecentó su temor.

Leidherman Ortiz, director del periódico La Verdad del Pueblo de Caucasia, es quizá el periodista de Colombia que más atentados ha sobrevivido. Dos granadas y tres intentos de sicariato del 2008 a la fecha lo confirman.

“Las bandas criminales pagan por mi cabeza de 5 a 50 millones de pesos. De eso me he enterado por fuentes de inteligencia de la Policía”, dice el comunicador de 41 años, quien ha denunciado a los cabecillas de diferentes ‘bacrim’, como ‘Urabeños’, ‘Paisas’, ‘Rastrojos’.

“Yo sé que tengo un enemigo político que he venido denunciando, y hay concejales, además de funcionarios públicos, que han pedido que se me quite el esquema de seguridad que me tiene la Unidad Nacional de Protección (UNP)”, agrega Ortiz, a quien protegen, como a pocos, tres escoltas, un vehículo y una vivienda blindada.

“Eso no fue gratis, pues tengo medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que obligó al Estado colombiano a defenderme”, dice.

Pero esa no es la suerte de Éder Alvarado Barrios, el director de tres medios de comunicación en Caucasia, quien dice que ha tenido que soportar y resistir las siete intimidaciones de las que ha sido víctima sin protección.

“Yo les pongo la cara a las bandas criminales. Si me quieren sacar de Caucasia me tienen que matar”, sentencia el periodista barranquillero, quien hace siete años llegó a ese municipio para hacer su carrera.

Inclusive recibió en una ocasión, según dice, amenazas de un teniente de la Policía que “pagó un millón de pesos por asesinarme”.

Hay quienes incluso tuvieron que dejar de ejercer el oficio por miedo a las amenazas. Es el caso de Lili Johana Franco, quien cambió un micrófono y el cubo con el logo de Teleantioquia Noticias por una caja registradora de un almacén. “Solo estuve en el periodismo tres meses (en el 2013). Mi debut fue recibir amenazas, quién sabe por qué”, se queja la joven de 23 años, madre soltera de una niña de 4 años.

Falta de protección
Óscar Morales, representante de la Asociación de Periodistas de Antioquia (APA) y quien ha liderado la vocería después del asesinato de Cervantes –que soportó 30 amenazas antes de su muerte– aseguró que en la región hay 18 periodistas que están en riesgo.

“Hay muchos colegas que están en zonas apartadas del departamento donde reina la autocensura, y ellos muchas veces por temor a que se agranden sus problemas, o por desconocimiento, no lo dan a conocer”, dice, tras asegurar que solamente cuatro de ellos tienen esquema de seguridad de la UNP.

El director de la Unidad Nacional de Protección, Andrés Villamizar, se comprometió a analizar cada uno de los 18 casos de riesgo.

En el país, 86 periodistas con riesgo extraordinario cuentan con protección.

Fuente: http://bit.ly/VAYo1e

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