En barrios de Caucasia se mueven en lanchataxis

En 23 barrios de Caucasia ya no se ven motos ni bicicletas y menos carros. Ahora el medio de transporte es la "lanchataxi", como llaman los "conductores" a las embarcaciones de madera que antes usaban para ir a pescar y que hoy, por 1.000 pesos por persona, presta el servicio de colectivo.

Según la Defensa Civil, hasta el viernes, en Caucasia había 18 barrios inundados totalmente y cinco de forma parcial: esto dejaba 4.500 familias damnificadas y 2.822 afectadas. A ellas se suman las 478 familias damnificadas en la zona rural.

El problema se tiene que mirar desde dos puntos: el del agua del río Cauca que se ha metido en barrios "de la parte baja" y el de los barrios que se inundaron con aguas estancadas (de alcantarillado), donde el olor es insoportable y las enfermedades no tardarán en aparecer.

En el barrio El Ferry, que está ubicado a la orilla del río, viven 145 familias.

"Aquí antes había playa, pero el río se metió", cuentan algunos afectados, mientras Óscar Álvaro Atehortúa Salazar, da unos pasos en lo que antes era la acera y ahora es una gran mancha café. Hunde una vara de tres metros y la mueve para demostrar que no toca fondo... y el río sigue subiendo.

Lo observa Lina Rosa Niño Murcia, presidenta de la junta de acción comunal y que vive al lado de una de las cuatro casas que ya se llevó el Cauca. Ahora son siete las que amenazan con perder sus cimientos, agrietarse y convertirse en ruinas.

"No sé qué hacer. No tengo para pagar arriendo ni familiares para llevar mis máquinas, porque tengo un taller de costura", dice mientras mira a Óscar con su vara y a sus vecinos levantando ladrillos en las puertas de las casas como si fueran barreras.

Se quejan porque no han recibido ayuda humanitaria y dicen que la merecen, porque muchos tuvieron que dejar de ir a trabajar para quedarse en sus casas viendo cómo salvan sus enseres.

No hay punto seco
Los barrios La Playa, La Esperanza, El Águila y el sector del Divino Niño hacen parte de los que están inundados parcialmente. Sin embargo, las calles desaparecieron y se convirtieron en canales por lo que no solo circulan las canoas de madera sino la basura que tiran en otros sectores y van a parar allí.

David Sierra es el presidente de la junta de acción comunal de La Playa, donde viven unas 1.600 personas. Recuerda que en noviembre y diciembre del año pasado la vieron dura porque el agua subió por encima de 1,5 metros y cuando bajó solo quedó una capa espesa de pantano.

Solo de la casa de Luz Dary Muñoz sacaron 60 cochadas (carros de bestia) en pleno 31 de diciembre. Fue tanto el cansancio, cuenta ella, que no tuvieron ánimos de festejar que se acababa el año y volvía a su casa. En Semana Santa, el agua subió otra vez y alcanzó unos 50 centímetros, y hasta más en algunas partes. Ya no tienen suministro de gas, sus dos hijas casadas se fueron a vivir de alquiler y ella se quedó con su compañero.

Según David, algunos de sus vecinos están pagando arriendo y otros se quedaron en las casas porque construyeron tambos en madera (una especie de desván) para guardar sus cosas y acomodarse ellos. Una estructura de estas puede costar entre 70.000 y 90.000 pesos, una suma que muchas personas no pueden pagar, porque no tienen trabajo estable.

Otro problema, recordó David, es el de los servicios públicos. "Le pedimos al Congreso que apruebe la ley que se cayó con los decretos de emergencia para que los damnificados no tengan que pagar servicios públicos. Aquí a la gente le llegaron cuentas muy caras mientras estuvieron en casas arrendadas. Ahora EPM convocó a una reunión para acordar un plan de pagos y evitar cortes, pero la gente no tiene con qué pagar".

Si se sigue el recorrido por los otros barrios, la situación es igual. En La Esperanza no hay un punto seco y, dice Hernán Hoyos, llevan 18 días así y, aún no llegan las ayudas.

El factor humano
Pero el río no es la única amenaza. En Caucasia hay caños a los que llegan las aguas residuales y que la gente convirtió en basureros en los que lanzan hasta colchones. Cuando hay crecientes, el agua se junta con la del río o se estanca y el olor es insoportable. Frutas podridas, pañales desechables, botellas, cartones, plásticos y hasta excrementos hacen parte del paisaje.

Eso les pasa en Villa Granda donde, según el presidente de la junta de acción comunal, Julio César Castro, unas 2.500 personas sufren hace dos semanas las consecuencias del Caño Atascoso.

"Acá no hay alcantarillado, entonces todo va a parar a los caños y de ahí desemboca al río. En nuestro barrio primero nos inundan las aguas negras y después nos llega el río".

La situación es tan crítica, que a uno de los vecinos que estaba recién operado tuvieron que sacarlo de urgencia para que no se infectara. Ellos también se quejan de que no les ha llegado ayuda.

En este caso, la solución inmediata sería una limpieza de caños por parte de Corantioquia, dice David. Asegura que la gente estaría dispuesta a poner la mano de obra, aunque también requieren de un "estímulo económico" porque están sin trabajo.

El asunto, señala el secretario de Gobierno de Caucasia, Gustavo Ardila Rúa, es que la gente no es consciente del daño que le hacen al medio ambiente tirando las basuras. "No colaboran", es la frase con la que resume el problema. 

Fuente: http://bit.ly/lY0cdH

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Comments

yuly
Wednesday, May 4, 2011 11:13:15 PM

Es dificil la situacion por la que estan pasando los caucasianos tanto de violencia como la que produce el invierno y me afecta mucho ya que es mi pueblo querido, me parece que deben hacer campañas para concientizar  a todas las personas de  reciclar las basuras ademas de que la alcaldia envie personal o camiones para despejar el lugar de los desechos.