La música enseña la paz en Caucasia

Desde hace cuatro años, las notas musicales suenan más fuerte que las balas de los ilegales en Caucasia. Entre clarinetes, saxofones, trompetas, tambores..., 250 jóvenes se forman en una escuela de paz.

Guerrillas, paramilitares y bandas vinculadas al narcotráfico han azotado a este municipio, referente del Bajo Cauca. Ahora es la guerra entre los "Rastrojos", los "Paisas" y los "Urabeños" la que les quita la tranquilidad a sus pobladores.

Pero los estudiantes no aceptan que la violencia sea su destino y encontraron en las partituras e instrumentos de la Escuela de Música la fuente de humanismo y de valores.

El destierro
El dolor llegó a la vida de Valentina antes de que naciera. A su papá lo mataron cuando su madre, Aura Victoria Suárez Moreno, la esperaba en el vientre.

Vivían en una finca ganadera de Tierralta, Córdoba. Fueron felices hasta que los paramilitares secuestraron a Manuel Giraldo, cobraron por su liberación, lo asesinaron, desplazaron a Aura y su hija de 4 años y les robaron tierra y ganado.

Con cuatro meses de embarazo, Aura huyó a Caucasia, donde nació Valentina. Transcurría el 2000.

Pero con ello no terminó la desgracia de Aura. En 2009 los paramilitares le asesinaron a un hermano.

La esperanza
Valentina cursa quinto grado en el colegio Santa Teresita del Niño Jesús. En febrero de 2010 entró al semillero de la Escuela de Música y desde septiembre toca el clarinete en la Sinfónica. Tímida, dice que la música "me ayuda a estar más atenta en clase".

La niña está contenta porque expuso su talento en su pueblo y en El Bagre. Y más su madre: "Quiero que mis hijas crezcan amando la vida y la paz, libres de odios y resentimiento". Y "qué mejor que la música para que tengan una mente sana".

El maestro
Tantas ilusiones de paz, basadas en la música, no serían posibles si no fuera por el enorme trabajo del profesor Ruber Delgado, un técnico en música de la Universidad de Antioquia que volvió a su natal Caucasia en 2006.

Antes guió grupos musicales de Valdivia y Guadalupe. Al volver a su pueblo encontró "una banda pequeñita, con muchachos bien formados, pero con instrumentos muy precarios".

Ya la Escuela de Música de Caucasia está en el Plan departamental de música y tiene el apoyo de la Gobernación de Antioquia, la Administración Municipal de Caucasia y entidades privadas.

El maestro explica que trabajan en categorías infantil y juvenil. Muchachos entre los 6 y 16 años integran el semillero, el grupo de música folclórica, el de guitarra, la prebanda y la Banda Sinfónica, con todo gratis.

Son estudiantes de los colegios del municipio, de niveles 1 y 2 del Sisbén, en su mayoría. Hay varios desplazados y otros huérfanos, revela el profesor. 38 instrumentos de viento y percusión los acompañan.

En 2009 quedaron campeones departamentales en música tradicional, en el programa Antioquia vive la música, efectuado en Entrerríos.

Con la formación en Caucasia, Ómar Castro trabaja como profesor de música en Caramanta y se volvió el ejemplo para los que quieren ser músicos profesionales.

La amenaza
La satisfacción del maestro Delgado al frente de la Escuela tuvo su gran sobresalto el martes 19 de octubre, cuando un panfleto anónimo les ordenó a él y a otros cinco funcionarios de la administración que abandonaran el municipio en máximo 72 horas, porque supuestamente "acabaron con la cultura".

Por ello, las autoridades y los amenazados se reunieron en consejo de seguridad el jueves 21 y viernes 22 de octubre. Allí determinaron que ningún funcionario se irá del municipio, y desde las reuniones, cada uno cuenta con protección de la Fuerza Pública.

El secretario de Gobierno municipal, Gustavo Ardila Ruiz, descartó que las amenazas provengan de un grupo armado y habló de "situaciones particulares" que son investigadas por la Fiscalía, la Sijín y el DAS.

Ruber sigue con sus clases. Los papás de los estudiantes lo apoyan en esta situación que, más que asustarlo, lo desconcierta, porque "no entiendo en qué afecto a alguien con lo que hago, si no hay intereses económicos ni políticos".

El maestro y sus compañeros seguirán en el pueblo. Si él se marcha algún día, dejará sembrado el valor de la música en el corazón de los 'pelaos'.

Fuente: http://bit.ly/1LcrwmK

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