Los 'Serafines' tienen 55 escoltas para no pagar vacunas a "Alex 15-15"

El nordeste de Antioquia es un reflejo de lo que se vive en las diferentes zonas del país.

Rodeados día y noche de 55 escoltas, armados con pistolas 9 milímetros y escopetas Remington, los hermanos Serafín y Eudes Taborda Jiménez, viven en la casa que levantaron en los alrededores de una mina de oro, en una montaña de Segovia porque dicen que no pagan una ‘vacuna’ más.

Todo empezó el 11 de marzo del año pasado, cuando los ‘Serafines’, como los conocen, tras dos años de cavar huecos encontraron una veta en las afueras de este pueblo del nordeste de Antioquia. La bautizaron La Roca y la adornaron con un cuadro del papa Juan Pablo II a su entrada. Pero ni la imagen del santo los pudo proteger de los ‘Héroes del Nordeste’, una disidencia de ‘Los Rastrojos’, que empezó a cobrarles ‘vacuna’.

“Primero nos pedían 2 millones de pesos mensuales y luego nos subieron a 80. Nos dijeron que si no lo hacíamos, mataban a todos”, recuerda Serafín Taborda, de 39 años, antes jugador de fútbol del pueblo. Pero pese a que pagaron por 6 meses, el 20 de diciembre mataron a dos de sus cuatro hermanos y a otros dos trabajadores que fueron citados, según las autoridades, a una reunión con ‘Alex 15-15’ y ‘Palagua’, jefes de la ‘Bacrim’.

“Los desgraciados los mataron cuando iban en camino (entre Segovia y Remedios)”, dice con rabia Serafín, mientras se acomoda el chaleco antibalas, su infaltable prenda, y trata de ocultar su 9 milímetros. La familia entera, más de 50 personas, se desplazó a Medellín y allí también los buscaron. Se escondieron un tiempo, pero el 21 de agosto pasado los hermanos volvieron, pero no solos. “Como el Estado no nos pudo proteger contratamos los escoltas y compramos dos carros blindados ”, dice Eudes, de 47 años, que era árbitro en partidos locales.

Volvieron a La Roca a recuperar lo que, según ellos, les pertenece por derecho, pese a que no tienen título minero y esa tierra está concesionada a la Colombia Gold Mine.

Pero los siguen persiguiendo. En los últimos dos meses les lanzaron dos granadas a la mina; dos trabajadores más fueron asesinados y también mataron el pasado 3 de noviembre mataron a la líder comunitaria Marina de Jesús Vásquez Restrepo, de 55 años, a quien -según investigadores- la mandó a asesinar ‘Alex 15-15’. “Solo porque los Taborda le regalaron un puesto de trabajo para que con el oro ayudara al barrio donde vivía”, reveló un alto oficial.

Pagando desde los noventa

Lo que les pasa a los Taborda lo han padecido durante mucho tiempo los casi 2.000 mineros informales del nordeste y el bajo Cauca antioqueño.

Uno de ellos es Oscar*, que se volvió viejo pagando ‘vacunas’ en Zaragoza (Bajo Cauca). La primera se la cobró el Eln en 1986. “Era esporádica, pero cuando empezó la guerra con los paramilitares (1997) se volvió una mensualidad. Eran 100.000 pesos por retroexcavadora y a ambos había que darles”, recuerda el hombre, de 57 años.
Después del 2000, la cuota subió a 500.000 pesos y con los años ha ido en aumento.

“En el 2006 me cansé y me puse a sembrar coca pero tampoco fue negocio pues había que vendérselo a las ‘bacrim’, y fiado. Con el tiempo el oro desplazó a la coca y ya no había a quién venderle”, dice.

Hoy le paga al frente 36 de las Farc dos millones de pesos mensuales por las dos máquinas alquiladas que tiene en una pequeña mina, entre Zaragoza y Amalfi.

También cobran por el ingreso y salida de las ‘retros’. “Cada vez que cambio de mina me toca darles 5 millones para sacar la maquinaria y vuelvo a pagar por meterla en otra parte”, revela.

De acuerdo con Óscar, a veces puede negociar los precios. “Si da mucho oro no hay esperanza, pero si da poco podemos llegar a un acuerdo y hasta pagarles a crédito”, dice.

En Caucasia, considerada como el centro comercial del oro en Antioquia, el panorama no es distinto. Carlos*, propietario de dos minas de aluvión, una en Caucasia y otra en El Bagre, cada mes tiene que sacar 8 millones de pesos para pagar vacunas (tiene cuatro retroexcavdoras), la mitad es para la guerrilla y la otra para las bandas.

“No pagamos por gusto –aclara con voz pausada-, no vaya a creer lo que dice el Gobierno que somos auspiciadores de los ilegales, no señor, si no lo hago, me matan”.

Ese es la decisión de muchos, que prefieren no hablar, paro los ‘Serafines’ piensan diferente: “preferimos pagar 200 millones de pesos a mis escoltas que darles un solo centavo a los bandidos”.

Fuente: http://bit.ly/SvyLtc

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